Oct 17, 2016

Dando calabazas a Halloween



Se acerca el día 31 de octubre y la controvertida "fiesta" de Halloween. En muchos colegios se preparan estos días distintas celebraciones repletas de disfraces y demás parafernalia terrorífica. En el mío, también. Y no me refiero a una simple charla en clase de inglés, sino a un "festival" en que se ve involucrado todo el centro escolar. 






                                         (fuente de imagen:  Pixabay)



La verdad, y no es simple afán de nadar contracorriente, no tengo muy claro el motivo último de esa celebración, su interés pedagógico, su aprovechamiento didáctico.  O al menos, me provoca algunas reflexiones. 



Sé que me dirán que se trata de "conocer la cultura y tradición inglesa" , contenido incluido en la programación del área correspondiente. Otros, argumentarán que es una ocasión "para divertirse y disfrazarse" y que "a los niños les gusta". Pero, seamos sinceros, Halloween es algo más.

Y como educadores creo que debemos plantearnos qué celebraciones tienen cabida en nuestras aulas y cuáles no, desde la perspectiva de escuela pública. No sé si tengo razón, pero sí tengo razones para mantener una postura coherente con mis principios y convicciones.



1- No se trata de una tradición cultural nuestra. Muy al contrario, la celebración del Día de Todos los Santos y los Difuntos en España tiene otros significados (visitar los cementerio como una manera de acercarse a los seres queridos, ...) y otros símbolos (flores...); algo mucho más cálido y familiar, muy lejos del ambiente macabro de Halloween. 



2- Hoy no se entiende la escuela sin la diversidad. Una diversidad cultural que deberíamos tener en cuenta cada día, maestros y familias, y asumirla como una oportunidad pedagógica enriquecedora, como un valor,  y no como dificultad u obstáculo. En mi centro conviven niños y niñas de 19 nacionalidades distintas(curiosamente, ninguno inglés o norteamericano), cuyas culturas ignoramos: no veo celebrar el Año Nuevo Chino, la fiesta musulmana de Eid al-Fitr que pone fin al Ramadán, la Pascua rumana, .... . Algo que tendría más sentido pero, claro, no hay detrás la mercadotecnia que tiene "la noche del terror". La escuela debería ser un lugar de encuentro entre culturas.





3- También en la escuela hay niños y niñas que profesan distintas religiones: cristianos (ortodoxos y evengélicos), musulmanes, ... y otros sin opción religiosa alguna. Desde luego, la celebración de Halloween no tiene nada que ver con las enseñanzas que reciben los alumnos cristianos o musulmanes. De hecho, aquellos que exigen la presencia de la religión (la que sea) en la escuela pública, deberían en coherencia posicionarse en contra de esta fiesta "escolar" tan ajena a la letra y el espíritu de la Biblia y la doctrina católica, tal y como reclama la diócesis de Getafe. Halloween se convierte así en una ocasión para restar y dividir (a familias, alumnos y maestros) y no una fiesta para sumar.

4- ¿Halloween para "conocer la cultura inglesa"?. No creo que en las aulas se enseñe el verdadero origen de la fiesta: bajo la apariencia de una inocente fiesta infantil se esconde una noche de invocaciones, misas satánicas, brujas, oscurantismo y espíritus que vagan por ahí para aterrorizar y matar. (no hablemos de la polémica de los "payasos", que ya ha llegado también a España). ¿Hablarán en las aulas de los "tratos y trucos" que eran los sacrificios de cosechas, niños y vírgenes que exigían los druidas celtas para que fueran sacrificados en honor a Satanás, el señor de la muerte? ¿Hablarán de cómo los que se negaban eran marcados en la puerta de su casa para que los demonios los destruyeran y los que accedían eran "protegidos" con un rábano o nabo (luego fue una calabaza, más típica de EEUU) iluminado?. También es curioso que de toda la inmensa "cultura inglesa" nos detengamos especialmente en celebrar el 31 de octubre y no creo que el objetivo sea "sentirse enraizado y parte de la comunidad" anglosajona. 

La expresiones de la vida cotidiana de una comunidad tales como su idioma, el arte, la literatura, las instituciones sociales, las tradiciones, los conocimientos, las creencias, los valores, los hábitos, las costumbres, etc.; también son consideradas como parte de la identidad cultural. Tales expresiones culturales, se desarrollan y expresan en un tiempo y momento histórico determinados, por lo que son susceptibles a cambios y coexisten en el marco de las relaciones intergeneracionales, por lo que constantemente entrarán en crisis, restauraciones, demoliciones y reconstrucciones, a través de las cuales se irán construyendo y reconstruyendo los significados y expresiones socioculturales que nos permiten diferenciarnos de los demás y sentirnos enraizados y parte de la comunidad. (Rodríguez, 2008 e Hidalgo, 2008) 

5- Halloween es, sobre todo, un gran negocio. Una excusa para el fiestón consumista. Basta echar un vistazo a los tuits del hashtag #Halloween o, simplemente, visitar un gran centro comercial. Solo en EEUU supone unos.6000 millones de dólares. En España, el impacto económico es bestial aunque no haya muchos estudios sobre el tema. Un negocio " de miedo". Ya sé que también la Navidad ha quedado reducida a las comilonas y la juerga nacional. Por eso mismo, no creo que la escuela pública deba entrar en ese juego de consumismo y espectáculo comercial.

6- Deberíamos reflexionar sobre este tipo de celebraciones, sobre su sentido y su utilidad en la formación de nuestros alumnos. Creo que es importante que en el aula se recuperen tradiciones culturales propias, que poco a poco se van perdiendo, entre otros motivos,  por esa "invasión"  asociada a la superioridad económica del gigante americano (de ahí la proliferación de restaurantes de comida basura o la misma figura de Papá Noel). Hasta nuestro lenguaje está nutrido de extranjerismos innumerables que eclipsan nuestro fabuloso acervo lingüístico. Bienvenidas las palabras prestadas allá donde nuestras lenguas no lleguen pero un no rotundo a extranjerismos innecesarios que empobrecen nuestro idioma. Otro buen ejemplo, es la pérdida de los juegos populares tradicionales (juegos y danzas, bailes, canciones, cuentos, poemas...) contra la que muchos luchamos decididamente desde el área de Educación Física (yo barriendo para casa, claro) o Lengua Española. 

7- Quizá esa sí sea una buena forma de "celebrar" Halloween. Reflexionar y debatir sobre la "fiesta" y sobre el poder de la televisión, la presión de la publicidad y los intereses comerciales, la imitación e importación de "costumbres" ajenas y la pérdida de nuestra identidad cultural.
8- No entiendo bien qué razón nos lleva a NO celebrar en el aula el Día Mundial de las Aves (1 de octubre), el Día Internacional en contra de la explotación y tráfico de mujeres (23 de septiembre); el Día Europeo de las Lenguas (por cierto, también la Lengua Inglesa, el 26 de septiembre); el Día Mundial de los Animales (4 de octubre); el Día Mundial de la Sonrisa (7 de octubre); el Día Mundial contra el cáncer de mama (19 de octubre) y... un sin fin de días mundiales e internacionales con muchos y excelentes motivos para llevar a nuestras aulas. Recuerdo el pasado 25 de noviembre cuando conmemoramos en el aula el Día contra la violencia de género y el inicio de esos días "pintados de naranja" que duran hasta el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.No fue una celebración que podamos calificar de "masiva".  Y sin embargo, nos volcamos con todas nuestras fuerzas y nuestros bolsillos a celebrar una noche de terror ajena totalmente a nuestra cultura y con un contenido pedagógico muy discutible.


Por cierto, que recuperar parte de esas tradiciones sería un buen paso para frenar la destrucción de nuestro propio planeta (véase el cambio climático, la sobreexplotación de recursos, la desigual distribución de la riqueza, el consumismo desmedido, la destrucción de hábitats naturales ....). Porque nuestros alumnos también son y  serán ciudadanos y consumidores y necesitan desarrollar el espíritu crítico y unos valores medioambientales, democráticos y solidarios tanto como "aprender sobre la cultura inglesa". Y si la razón es simplemente "pasar el rato" haciendo "el chorra" todos juntitos disfrazados de fantasmitas, que se diga alto y claro, sin ambages, sin envolverlo en un supuesto fin educativo y, por supuesto, tengamos la decencia de no calificarlo como "evento" (a no ser que sea en su primera acepción, porque la "importancia" la tendrá si nosotros queremos dársela).




Termino con algunas palabras que también aparecen en nuestro currículo: la competencia social y ciudadana. 

Pretende que la alumna o alumno logre los conocimientos precisos sobre la organización, el funcionamiento y evolución de las sociedades actuales y del sistema democrático, así como acerca de los rasgos y valores de éste; además, que desarrolle las destrezas necesarias para identificar problemas en su entorno, analizar y reflexionar sobre sus experiencias personales, obtener, interpretar y valorar información relevante, elaborar propuestas que, en definitiva, le permitan desenvolverse con responsabilidad y autonomía creciente; y también que desarrolle un espíritu crítico para con los distintos hechos sociales, actitudes activas de escucha, diálogo, solidaridad, participación, empatía, etc., y valores democráticos y cívicos, de justicia social, de respeto a la diversidad... y que madure una conciencia tanto de su propia identidad como de las injusticias, problemas y desigualdades de las sociedades contemporáneas.

2 comments:

  1. Totalmente de acuerdo con esta reflexión.
    No entiendo preparar fiestas de Halloween y mucho menos para los niños. Pero si unos van disfrazados y otros no, se sienten diferentes y aunque les expliques que no pasa nada por ir vestido como cualquier otro día, a mí personalmente no me ha servido de mucho.
    En definitiva, otro año que volverá a disfrazarse de pirata fantasma para ir al colegio ��

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    1. Gracias por tu comentario. Comparto contigo tu reflexión, es complicado negar a un niño/a que haga lo mismo que sus compañeros, es parte de esa presión social y comercial de la que hablo. Por eso, creo que somos los adultos, en este caso los docentes principalmente, los que debemos ser un "dique de contención" y seleccionar contenidos realmente educativos que contribuyan a la formación integral de niños y niñas. Lograríamos así no poneros en ese dilema, como escribí, son actividades que dividen y restan. Prefiero la suma y la multiplicación. Un saludo y besitos para tus "piratas".

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