Jan 25, 2018

Holocausto en Educación Primaria, entre obligación y necesidad.

El 27 de enero es el Día Internacional para la Conmemoración a las Víctimas del  Holocausto. Una fecha que debería estar bien marcada en nuestros calendarios escolares.

El Holocausto sacudió los cimientos mismos en que se basa la civilización. No es posible seguir defendiendo los valores ilustrados de racionalidad, solidaridad, igualdad y libertad, sin refundarlos antes sobre una base sólida que se haga cargo del hecho histórico que los demuele.
Solo el conocimiento de la magnitud de la Shoá ejecutada por los nazis y sus colaboradores, permitirá prevenir que hechos semejantes puedan volver a producirse.
Es necesario sostener la terrible verdad de la Shoá frente a quienes la niegan.  
(fuente: Guía Didactica de la Shoá. CTIF Madrid Sur . Subdirección General de Formación del Profesorado)

Y, sin embargo, el silencio sigue reinando en las aulas de los colegios cuando hablamos de Holocausto. Especialmente  en Primaria y a pesar de los esfuerzos que instituciones públicas y privadas están haciendo en los últimos años (la #RedFormaciónMadrid, el Centro Sefarad, la Comunidad Judía de Madrid y otras localidades, Ayuntamientos, centros educativos...)  y que han situado a España, y especialmente a Madrid, como escuché esta misma semana a Miguel de Lucas, Director General del Centro Sefarad-Israel,  con una valoración excelente. Muy lentamente las cosas van cambiando. 

Es curioso que el 27 de enero pase casi desapercibido cuando desde hace muchísimos años, y volverá a pasar este 2018, unos días después, el 30E, canciones y palomas (sí, de nuevo palomas) inundan los patios y aulas de los colegios para celebrar el Día de la Paz y la No Violencia (aniversario del asesinato de Gandhi). Me pregunto si ha existido alguna violación de la Paz más extrema, más violenta y más aberrante que el Holocausto. 

Pero la enseñanza del Holocausto no es ya un deber moral de cualquier docente. Desde hace tiempo es ya una obligación normativa.  Sí, ese currículo que en tantas ocasiones nos sirve como coartada para justificar que "no da tiempo" a incluir ciertas cuestiones porque "hay que dar unos contenidos"; ese currículo que esgrimimos para argumentar que andamos siempre agobiados y enseñamos "encorsetados" por miles de estándaresese mismo currículo (que comparto es desmesurado en Primaria y que urge priorizar qué es lo básico de la Educación Básica) es el que nos exige  enseñar el Holocausto.

Hace unos días, en Twitter, el compañero  @ToniSolano hacía referencia a ese currículo hablando de metodologías. Porque la normativa, el currículo, nos habla de cooperación, metodologías activas, colaboración, integración de las TIC, portfolio y rúbricas de evaluación...




Nuestra normativa es clara y contundente:  lo indica tanto la LOMCE en una disposición adicional como el RD 126 por el que se establece el currículo de la Educación Primaria (artículo 10), (y el correspondiente RD de Secundaria y Bachillerato) en cumplimiento de los Tratados Internacionales (Estocolmo, 2000) llevado a la práctica por España en 2013 (¡13 años!, no, mucha prisa no se dieron).

Y la norma habla de un "estudio del Holocausto judío como hecho histórico".



La enseñanza del Holocausto, además de una obligación, es una necesidad. Es necesario recuperar la Memoria en un país desmemoriado, es necesario recordar, es necesario saber.  Para conocer nuestra propia Historia y para no olvidar lo que "no hace mucho y no muy lejos" (lema de @auschwitzxhibit) sucedió en Europa.

Nuestros alumnos y alumnas contemplan cada día en los medios de comunicación noticias sobre sucesos y actos de intolerancia: acoso escolar (desde el simple insulto a la agresión pasando por la exclusión o el aislamiento); delitos de odio paralelos al crecimiento del movimiento neonazi en Europa; peleas y disturbios en campos deportivos entre jugadores o familiares;  agresiones hacia LGTB, asesinatos de mujeres a mano de sus parejas; miles de refugiados que mueren en las puertas de Europa mientras sus dirigentes miran hacia otro lado; ataques a indigentes, actitudes de rechazo y odio hacia personas por su condición social, cultural, sexual, religiosa, lingüística… Todo ello conforma un conglomerado de violaciones de los Derechos Humanos. Comportamientos que  discriminan, hostigan, segregan, agreden, incitan al odio o practican la violencia hacia grupos, minorías o personas por el hecho de ser, pensar o actuar de modo diferente.
La enseñanza del Holocausto es un necesidad para luchar contra la intolerancia que se ha convertido en uno de los grandes desafíos sociales y educativos al que debemos hacer frente en este siglo XXI.

Como escribió alguien, el Holocausto judío tiene una singularidad evidente ("todas las víctimas no fueron judías, pero todos los judíos fueron víctimas"),  pero este país nuestro tiene pendiente un recuerdo en las aulas para las víctimas españolas: miles de republicanos deportados a campos de concentración y exterminio, especialmente en Mauthausen pero también en Stuttohf, Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen o el mismísimo Auschwitz. Otro motivo más para que por Dignidad, Memoria, Verdad y Justicia llevemos el Holocausto a nuestras aulas. De nuevo, la obligación y la necesidad. 

Qué mejor momento que aprovechar la presencia en Madrid, hasta junio de 2018, de la exposición sobre Auschwitz que tiene lugar en la Fundación Canal, gratuita para visitas escolares. 



Es lógico que existan muchos reparos a la hora de abordar un asunto como este en las aulas. El primero es obvio: ¿cómo enseñar lo inexplicable? 

- nuestro conocimiento de un asunto tan complejo es limitado. No hace falta explicar por qué el Holocausto ha estado ausente del currículo escolar en el aprendimos nosotros. Afortunadamente, al menos en Madrid, se están convocando cursos y jornadas de formación y difusión sobre muchos aspectos del Holocausto. 
- mucho de lo que conocemos nos ha llegado, como a los jóvenes, a través del cine y la televisión y no hemos reflexionado sobre las implicaciones educativas, éticas, morales, políticas, filosóficas...que tiene el Holocausto. 
- la propia amplitud y complejidad y las cifras inconmensurables dificultan el tratamiento a edades tempranas y exige un acercamiento que cumpla algunos requisitos, citaré algunos más adelante. 
- el Holocausto es un tema cualitativamente distinto a cualquier otro porque incluye, a la vez, aspectos emocionales, la necesidad de conocer los hechos históricos y la obligación de mantener una posición crítica. 
- ese desconocimiento y la falta de experiencias concretas que sirvan de modelo pueden suponer un obstáculo para "lanzarnos" a un asunto que despierta lógicamente miedos y temores (¿cómo reaccionarán mis alumnos? ¿les traumatizará? ¿qué dirán las familias? ). 

¿Cómo abordar la enseñanza de la Shoá? 

No hay una única manera de abordar este asunto en el aula. Como cualquier otro tema, todo dependerá de las características del alumnado al que vaya dirigido.  Pero sí pueden tenerse en cuenta algunas consideraciones para llevar a cabo un acercamiento adecuado:

- darle un enfoque multidisciplinar y tratar conjuntamente todas las competencias clave (ello ayudará a un trabajo colaborativo entre el equipo docente que, sin duda, enriquecerá a todos y al propio proyecto).

- darle un tratamiento adecuado a la edad, sin utilizar imágenes o vídeos  que puedan herir la sensibilidad del alumnado. El sentido común y el buen criterio del docente, que es el que mejor conoce a sus alumnos, debe ser la garantía de un enfoque adecuado. La sensibilidad, la delicadeza pero también el rigor histórico deben ser ingredientes de cualquier iniciativa. 

- Ofrecer un mínimo contexto histórico que ayude a situar el tiempo y el espacio y faciliten su comprensión.

- Generar empatía y un ambiente de trabajo en el aula que dé confianza y seguridad, libertad para expresarse y cuidar el aspecto emocional y afectivo.

- Poner cara, nombres y apellidos a las personas.  Debemos convertir las frías cifras y las estadísticas en historias humanas personales. No asociemos Holocausto a 6 millones de muertos. 
Busquemos historias de niños y niñas de edades parecidas (existen muchos testimonios escritos, diarios, poemas, reflexiones, dibujos... de niños/as víctimas del Holocausto) que nuestros alumnos puedan comprender, cercanas a sus intereses y sus vivencias. 

- Hablar de los judíos como seres humanos y no solo como víctimas. Es esencial hablar de la vida antes del Holocausto y la vida después. Los sueños rotos, el futuro perdido pero también el retorno a la vida y la esperanza. 

- Utilizar la Filosofía Educativa Yad Vashem, la Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y los Héroes del Holocausto (Jerusalén, Israel),  es decir, la institución que marca el camino a seguir en la Educación y Memoria del Holocausto, que nos habla de la La concepción espiral en desarrollo: hablaremos del individuo, de la familia y de la comunidad, en ese orden. 


(fuente imágenes: material educativo Yad Vashem)

- Evitar juzgar y ponerse en lugar del otro. Nadie sabe lo que hubiera hecho porque nadie se encontrará nunca ante un escenario como ese. No es conveniente plantear preguntas del tipo "¿qué hubieras hecho tú si..."?.  Los dilemas morales y éticos a los que se enfrentaron los protagonistas son difícilmente comprensibles para alumnos pequeños. 

- Ser crítico con el material utilizado. (la mayoría del material gráfico procede de los propios perpetradores, no es neutral). Hay mucho material adecuado para edades de Primaria: desde libros, diarios, poemas, canciones, dibujos... que ayudarán a construir una Unidad Didáctica completa y coherente. 

- Hablar en el aula de los Justos de las Naciones como símbolo de seres humanos que en un mundo inmoral decidieron optar por la ética y la humanidad, poniendo su vida en peligro para salvar y ayudar a hombres, mujeres o niños/as. Son un punto de referencia básico a la hora de abrir el aula al estudio de la Shoá. 


Más información: 
Curso CTIF Madrid Sur. Abril 2010.    Cómo abordar el Holocausto en Educación Primaria


Sobre metodología

Sobre la metodología quisiera comentar que, como cualquier otro proyecto, me decanto por una metodología activa, que sitúe al alumnado en el centro del proceso de enseñanza con una propuesta multinivel con tareas diversas, significativas y motivadoras.  Claro que habrá explicaciones y "clases magistrales" pero debemos buscar momentos para el trabajo en equipo, la reflexión, el debate, la ayuda, la argumentación y la toma de decisiones. La implicación emocional y la motivación aseguran una participación y un aprovechamiento de las sesiones en el aula. 

Las técnicas de Aprendizaje Cooperativo pueden servir para poner en práctica mecanismos de aprendizaje en todas las fases del proyecto:  resumir informaciones, asimilar conceptos, definir palabras, explicar términos, comprender ideas y hechos complejos...No olvidemos que cooperar es aprender juntos a trabajar solos. El modo en el que un alumno aprende influye decisivamente en la cantidad y calidad de ese propio aprendizaje. 
También hay hueco para la colaboración escolar. Yo recomiendo hacerlo a través de la plataforma de colaboración europea eTwinning pero, para los no iniciados,  pueden plantearse tareas con alumnos/as de otros niveles de nuestro propio centro o de centros distintos (incluso ¿por qué no entre Primaria y Secundaria?). Ya, ya sé que tampoco nos distinguimos por trabajar en colaboración. Pues sería buen momento para incorporar la colaboración o la docencia compartida a nuestras prácticas educativas.
Implicar a las familias y al entorno cercano (Ayuntamientos, Asociaciones o Centros Culturales,...) puede aportar mucho y enriquecer el proyecto. 

Si, además, se puede acudir al testimonio directo de un superviviente del Holocausto se tendría asegurada una fuente de recursos, de motivación y de emoción y una vivencia inolvidable y única.  Durante estas semanas de enero son muchos los centros escolares e instituciones que realizan actos de Memoria con presencia de supervivientes. Ayer mismo, ante el testimonio de Noah Klieger, el director y responsable de la exposición sobre Auschwitz nos hablaba de que, desgraciadamente, pronto solo quedarán, por motivos puramente biológicos, los "testigos de los testigos". Aprovechemos que hoy podemos escuchar las voces de los que vivieron en primera persona ese sufrimiento. 

Reconozco que no tengo noticias de muchas experiencias de la enseñanza de la Shoá en Educación Primaria. Puedo, humildemente, compartir mi proyecto que llevé a la práctica el curso pasado con un grupo de 6º de Primaria: Semana de la Memoria.

El proyecto fue reconocido con el 2º premio Vitamina Educativa, en su primera edición,  en la categoría de Aprendizaje Cooperativo, que otorga el Equipo de Investigación e Innovación en Inclusión, Mejora Educativa, Convivencia y Aprendizaje Cooperativo de la Universidad de Alcalá.  Fueron entregados en la Universidad de Alcalá en el marco del I CONGRESO  INTERNACIONAL DE INCLUSIÓN Y MEJORA EDUCATIVA  (Conclusiones en documento y vídeo)


Os dejo tres momentos inolvidables. 

1- La historia de Annette Cabelli, superviviente de Auschwitz y de las tristemente famosas "Marchas de la Muerte",  a la que tuvimos la suerte de conocer en persona y compartir palabras, poemas y canciones;  

2- el recitado el poema de Primo Levi "Si esto es un hombre" junto a nuestros socios italianos del proyecto eTwinning "Aprendemos Jugando" (Sello de Calidad Europeo), un poema recitado de forma colaborativa en inglés, italiano y español. 

3- el Recital Poético Voces Recuperadas que llevamos a cabo en nuestra localidad.





Enlace al blog del Recital: Voces Recuperadas





Más información
Recomiendo visitar la excepcional y completísima Biblioteca del Holcausto del CTIF Madrid Sur
y, por supuesto, acudir a la ayuda y consejo del área pedagógica y educativa de Yad Vashem. 


El estudio de la Shoá en Primaria es posible. Y, como hemos visto, es obligatorio y necesario. 
Ojalá nos atrevamos a romper esas barreras que, aún hoy,  impiden abrir las aulas al estudio del Holocausto. Ojalá asistamos en los próximos años a proyectos, iniciativas y experiencias que logren convertir esta  Semana de la Memoria en MEMORIA PERMANENTE.  



“No es lícito olvidar, no es lícito callar. 

Si nosotros callamos, ¿Quién hablará?” 

                                                    -Primo Levi- 

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