Aug 25, 2019

Una casa-gueto en Weimar

A primera vista seguro que esta fotografía no te dice nada. Podría ser una de tantas  casas de cualquier ciudad de cualquier lugar del mundo. 


Pero esta casa esconde una trágica historia. Se trata del número 6 de la calle Brühl en la ciudad alemana de Weimar. Los  Stolpersteine que encontramos frente a la puerta nos hacen "tropezar" y detenernos para conocer la vida de esta familia judía.  

En esta casa vivieron Albert Ortweiler, nacido en Walldorf en 1855, y Linda Lederman, nacida en 1866. La compraron un año después de casarse en 1893. Aquí pusieron su negocio de trabajo de cuero y también sus sueños e ilusiones para el futuro. Aquí  formaron su familia. Ese mismo año, en 1894, nació su primera hija, Susana y seis años después, en 1900, su segunda hija, Hildegard.  


Susana Ortweiler se casó en 1920 con Jakob Appel que pronto se hizo cargo del negocio familiar. Tuvieron dos hijos, Joachim, nacido en 1921, y Günter, en 1924. 



 ( Imagen de Susana Ortweiler y su hijo Joachim. Fuente 


La vida transcurría tranquila. El negocio les iba muy bien y la vida en Weimar en aquellos años era próspera en una ciudad con una intensa actividad social, económica y cultural. En Weimar nació la famosa República y fue el epicentro de la tradición cultural alemana. Weimar era la ciudad soñada. La ciudad de Goethe, Schiller, Wieland, Herder o Hummel. Por aquí pasaron Franz Liszt o Richard Wagner. Ya en 1919, Walter Gropius había fundado en Weimar el movimiento Bauhaus que atrajo a multitud de jóvenes estudiantes y artistas. 

En 1933 con la llegada al poder del partido nazi todo cambió drásticamente. La persecución, humillación y maltrato hacia los judíos se llevó a cabo desde muy temprana fecha sin tapujos y de manera pública. Desde la llegada al poder de Hitler como canciller del Reich se prohibieron los partidos políticos, se cerraron sindicatos y asociaciones y se anularon los derechos fundamentales de toda la población, incluida la alemana. Ni radio, ni prensa, ni reuniones o asociaciones de ningún tipo. Todos los opositores al nuevo régimen, que incluía a comunistas, socialistas, pero también a todos los denominados como “enemigos del pueblo” fueran artistas, escritores, periodistas, religiosos o políticos, fueron detenidos, torturados y enviados a Dachau y Oranienburg, los primeros campos de concentración establecidos ya en marzo de 1933.

Una vez ganadas las elecciones y eliminada la oposición política, la vida de toda la población, también de los judíos, dará un vuelco irreversible. Comenzaron señalando de forma pública a los judíos y estigmatizándolos. En abril se produce el boicot a tiendas y comercios, que eran marcados con la Estrella de David o pintados con frases como “No les compre a los judíos” o “Los judíos son nuestra desgracia” mientras la policía alemana se apostaba en la puerta para intimidar a la población. Todos los funcionarios públicos judíos fueron expulsados y se les prohibió el ejercicio de algunas profesiones. Médicos, veterinarios, farmacéuticos o abogados vieron revocadas sus licencias. El objetivo era privar a los judíos de su medio de vida. 

Joachim recuerda cómo en 1933 tuvo que abandonar la escuela ante los continuo insultos y amenazas y humillaciones por parte de compañeros y docentes. Sin embargo, su familia se negó a emigrar. Creían que esa situación acabaría pronto y todo volvería a la normalidad. Ya sabemos que no fue así. A los 17 años, Joachim pudo emigrar a EEUU gracias a un tío suyo. 









Dos años después, en 1935, se dictaron las Leyes de Nuremberg ( la ley de “Protección de la Sangre y el Honor Alemán”, a las que se unirá la “Ley de Ciudadanía del Reich” ). A partir de ahora los judíos serán considerados ciudadanos “de segunda”, perderán su derecho al voto, serán expulsados del ejército y se prohibirán los matrimonios y relaciones sexuales entre judíos y arios. 




La vida de las familias Ortweiler y Appel nunca volverá a ser igual. La persecución nazi contra los judíos fue implacable. Vivieran donde vivieran fueron perseguidos y asesinados, no sin antes hacerse con sus propiedades y bienes. 

Albert Ortweiler  fue deportado al campo de  Buchenwald donde murió el 6 de diciembre de 1938 a los 83 años.

Su negocio fue confiscado y la casa expropiada por la ley de arrendamientos de 1939. En 1941 la casa de los Ortweiler se convirtió en una casa-gueto.  En la puerta de  entrada se pintó la "Estrella de David" y los nazis obligaron a trasladarse allí a varias familias judías. Hombres, mujeres y niños de hasta  8 familias judías, entre ellos los Gutman, Freudenthal, Katzenstein y Salomon, vivieron hacinadas en el piso superior en pésimas condiciones. Tuvieron que compartir habitación con gente extraña, sin espacio ni intimidad, sin alimentos suficientes y en condiciones higiénicas deplorables. 


                  

Susana fue detenida en septiembre de 1941, tras una de las continuas inspecciones de la Gestapo, en la que encontraron en la cocina de su casa unos pocos huevos, algo que también tenían prohibido los judíos. Fue enviada a un Campo de trabajo en Breitenau. De allí fue deportada a Ravensbrück y luego a Auschwitz, donde murió el 10 de agosto de 1942.


(Stolpersteine colocadas en 1998)


Otro de los inquilinos de la casa, Martin Wolff, fue arrestado ese mismo año por conducir su bicicleta sin los permisos necesarios. Fue deportado a Buchenwald y posteriormente asesinado mediante gaseo con monóxido de carbono en el centro de exterminio de Bernburg, uno de los 6 centros que utilizaron los nazis para el "Programa T4".  Pocas semanas después, como era costumbre, su familia recibió una nota anunciando su muerte "por razones desconocidas". junto a una urna funeraria. 


(Martin y Karoline Wolff en 1939. Fuente http://www.weimar-im-ns.de/ort23.php)


En 1942 fue la gran deportación.  Los nazis dieron la orden para acudir a la plaza el 10 de mayo. Allí acudieron Jakob y Günter Appel, el anciano Jettchen Gutman  con su mujer Ilse embarazada y su hijo Fritz. Junto a ellos, la hermana de Ilse, Karoline Wolff y sus 3 hijos pequeños (Selly, Wolfgang, Hannelore) y su tío Jakob Wolff y los ancianos Selma y Jakob Katzenstein. 

Después de dos días interminables el tren de ganado herméticamente cerrado que los transportaba llegó al gueto de  Belzyce, cerca de Lublin. Todos fueron  asesinados posiblemente en Majdanek. 

En 1942 todos los habitantes de la casa de la calle Brülh nº6  habían sido asesinados, a excepción de Joachim e Hildegard.  Ese mismo año 1942, el 20 de enero, había tenido lugar en Wansee la conferencia de altos jefes civiles, militares y policiales para tratar la "Solución Final de la Cuestión Judía".  La eliminación de todos los judíos europeos estaba en marcha. 

                           (placa colocada en la fachada en 1995)



Lina Lederman fue deportada al gueto de Terezin en 1943 y nunca más volvieron a verla.

Hildegard consiguió emigrar a Palestina y sobrevivir. 
Joachim, logró emigrar a EEUU y trabajar como profesor en la Universidad de Michigan



Hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia'  (José Saramago)

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