Sep 20, 2016

SIN DEBERES Y SIN MOCHILAS. Y NO, NO ESTOY LOCO.

Llevo mucho tiempo leyendo, hablando y escribiendo sobre, lo que considero, una de las claves de la Educación: lo que sucede en el aula, la actividad del alumno (y en consecuencia, la del profesor).

Abandoné hace muchos años los libros de texto pero, por un tiempo, lo suplía usando fotocopias.  Después me di cuenta de que el libro (en papel o digital), la fotocopia, incluso la pizarra digital o el blog del profesor  poco aportan al aprendizaje si perpetúan una actividad del alumno repetitiva, pasiva y memorística.  Me refiero a eso que @salvaroj  llama acertadamente "aprendizaje fingido" , un asunto serio que nos debería hacer reflexionar. 

Cada mañana veo llegar al cole a cientos de niños cargando  con enormes y pesadas mochilas (bueno, cada vez son más los padres y madres que cargan con ellas...). Muchos de ellos se sentarán en sus pupitres y estarán ahí, sentaditos y calladitos, copiando lo que le diga el profe o el libro de texto, hasta que el timbre les haga levantarse.  Y muchos podrán volver a su casa sin haber abierto la boca ni una sola vez y, es más, siendo considerados buenos alumnos/as.  

Afortunadamente, la experiencia me llevó a cambiar: con mi página web, con una red de blogs y wikis y cientos de herramientas TIC que promueven la actividad, la reflexión, la creación de contenidos, la participación activa del alumnado, la duda, la investigación, la creatividad, el pensamiento crítico...; con proyectos de colaboración escolar con otros centros europeos,  con ABP y, como clave, el trabajo cooperativo en el aula.  
Y con el cambio de actividad de mis alumnos llegó inevitablemente el cambio de mi propia actividad.  



Hace poco pude leer este tuit del compañero @tonisolano
y tiene toda la razón del mundo. 


Ya escribí mi opinión en este blog sobre los "libros detesto"   y  no hace mucho tiempo sobre los deberes escolares, por lo que no repetiré los argumentos. Ahí están para los que decidan bucear un poco en estas aguas. El argumento más sólido es mi propia experiencia en la que los deberes estériles dejaron de aportarme nada útil y  en la que liberarme de los libros de texto me dio la oportunidad de vivir experiencias inolvidables en proyectos emocionantes en las que me sentí de verdad Maestro (y ya lo echaba de menos).

Así que  este curso me propongo eliminar para mis alumnos/as de 6º de Primaria,  las mochilas y, por tanto, los deberes.



Eso no significa que los niños/as se tumben a la bartola toda la tarde en el sofá como me ha comentado una compañera ("es que el año que vienen se van al Instituto..."). Que no haya deberes no significa que no se realicen tareas, pero hay vida más allá de los cuadernos, como la había más allá del libro de texto y se puede crear ese hábito de estudio (tan necesario, no lo niego) con otro tipo de tareas escolares. 

Y me propongo, igualmente, no ser el único, aunque no sé cómo lo haré.  Porque para cambiar las cosas, no solo hay que poder y hay que saber; sobre todo, hay que querer.
Es más, ya que nos ponemos... ¿y si elimináramos también las notas?  (¡menudo jardín estamos pisando ya!: hablar de la diferencia entre aprobar y saber, o del juego tramposo de identificar buenas notas con éxito escolar, o de individualismo y competitividad, o de ... ¡demasiado para un solo día! )


(fuente de imágenes: pixabay.com)







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