Como continuación de otro comentario sobre
TALIS, voy a hablar de la dirección escolar. Todos los indicadores consideran a la
dirección escolar como una de las claves de la calidad de la enseñanza,
esencial para la mejora del funcionamiento de los centros escolares y, por
ello, de sus resultados. Pero surgen dos
cuestiones ¿qué dirección es posible? y ¿qué posibilita la dirección?
El papel del director de un centro docente
creo que tendría que resumirse en dos aspectos: la gestión del centro y el
liderazgo pedagógico.
TALIS indica que en la mayoría de los países, el estilo de dirección tiene poca relación con las ideas y prácticas de los profesores o con el nivel de desarrollo profesional que reciben los profesores. Compartiréis conmigo que esta falta de conexión resulta reveladora.
Con la nueva ley educativa en España, la
LOMCE, el director asume muchas más atribuciones técnicas (en detrimento del
Consejo Escolar que se convierte en órgano consultivo o el Claustro) y también
cambia la forma de selección, reduciendo
y limitando la participación de la comunidad escolar. Sin embargo, una
de las funciones del director debe ser promover la participación y eso solo se
hace contagiando, impulsando, facilitando, potenciando… a todos los sectores
(profesores, padres, alumnos. Educar para la participación pero desde la participación.)
Si los nuevos retos educativos (también
sociales, económicos, tecnológicos…) exigen nuevas prácticas pedagógicas, claro
está que demandan, a su vez, un nuevo modelo de dirección escolar.
Personalmente, creo que es necesaria (y
urgente) cierta profesionalización de la dirección. Hablo desde mi experiencia tras 7 años como
miembro de un Equipo Directivo, como Jefe de Estudios. No he tenido, por tanto,
responsabilidades como director lo que seguramente limita mi visión. Pero considero que mientras los directores
sean “compañeros”, no se atreverán a “enturbiar” el clima de “buen ambiente”
del colegio o romper las rutinas para no “enfrentar” posturas diversas y sensibilidades
diferentes que hay en cualquier Claustro. No siempre el “dejar hacer” es la mejor
opción, tan negativa como el excesivo y arbitrario autoritarismo.
Para los que reclamamos más autonomía de los
centros educativos, es imprescindible un cambio urgente de la dirección escolar
(también en la participación y la asunción de responsabilidades por parte de
los docentes). ¿Puede el estilo de director actual gestionar con éxito un
institución escolar que pretendemos que sea más autónoma? (por autonomía me
refiero a la posibilidad real de ajustar el currículo según la diversidad; de
gestionar el tiempo y el horario; de aplicar nuevos métodos didácticos y metodológicos; de
flexibilizar la organización; de asociar plantillas y proyectos educativos; de
diseñar planes de mejora).
Un
modelo que vaya hacia cierta “profesionalización” del director, porque exige
competencias y responsabilidades diferentes a las de los profesores. El director debe convertirse en el auténtico
líder pedagógico del centro, rodearse de los mejores pedagógicamente hablando
(jefatura, coordinadores de ciclo…) e impulsar el desarrollo pedagógico con
nuevas metodologías, crear un buen clima
escolar (más competencias sociales), potenciar la innovación educativa desde la reflexión,
exigir la calidad de la labor docente, establecer
estrategias evaluadoras… Todo ello antes que las tareas administrativas y
burocráticas, antes que estadísticas y plantillas (llevaría otro comentario hablar
de las presiones, sobrecargas,
contradicciones o ambigüedades de la dirección escolar y de si la sociedad española está preparada para afrontar esa visión y romper las inercias educativas de pasado).
En fin, ¿creéis que vamos en la DIRECCIÓN correcta?
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