May 26, 2018

La obligación de recordar

- Profe, ¿y si visitamos la Exposición con nuestros "compañeros"?
-¿Por qué crees que deberíamos hacer eso?
- Porque así ganamos.
-¿Ganamos? ¿Qué quieres decir con "ganamos"?
- Que sí, profe. A ver, si  vamos con nuestros compañeros es que nos acordamos de ellos. Los nazis les mataron y querían que desaparecieran sin dejar rastro, ¿no?,  pero en el fondo no lo han conseguido porque nosotros les recordaremos. Es como si nosotros hubiéramos ganado, ¿verdad? ¿lo entiendes ahora?.

                                  (Jacky Atoun, 4 años. Hijo de Isaac y Esther. Grecia. 1940-1944)

Esta conversación tuvo lugar un día antes de visitar "Auschwitz, no hace mucho, no muy lejos", la Exposición que dentro de unas semanas cerrará sus puertas en la Fundación Arte Canal, en Madrid.

Y mi interlocutor era un niño de 11 años.

Me llamó la atención ese uso de la 1ª persona del plural. Ese "nosotros"  significaba ya que el trabajo previo a la visita estaba dando resultados.  De esa forma, al cuadernillo de trabajo que preparé para guiar la visita, adjuntamos a cada alumno la imagen de su nuevo compañero/a: uno del millón y medio de  niños y niñas que fueron asesinados durante el Holocausto y que conseguimos a través de las Hojas de Testimonio de  Yad Vashem, el Centro Mundial de documentación, investigación, educación y conmemoración del Holocausto.

    (imagen del cuaderno del alumno)



Porque visitar la Exposición de Auschwitz no es solo conocer Auschwitz, el símbolo por excelencia del Holocausto, de la ignominia, del la maldad más absoluta e irracional. 
Es, sobre todo, conocer a niños y niñas, hombres y mujeres que pasaron por Auschwitz, no hace mucho y no muy lejos. Visitar Auschwitz Exhibit es conocer muchas historias, algunas tristes, otras alegres. Todas verdaderas y emocionantes. Es curioso: cuando terminas la visita, todo comienza. Como dijo Luis Ferreiro, director de la Exposición: "Cada objeto posee una voz histórica tan potente que simplemente tienes que dejar que hablen y establezcan una conversación con cada visitante". Una conversación que no termina cuando abandonas Arte Canal. 
Cuando terminas, habrás conocido a la pequeña Franciszka y sus padres; a Bronislaw, un deportista olímpico; a Joop Levy y su avión de madera; al Justo entre las Naciones, el “Ángel de Budapest”; a Zdenka Fantlová y su anillo de estaño; al librito en forma de corazón de Zlatka Pitluk o el talit de Solomon y a los granjeros que salvaron a la familia Levy o a los supervivientes que nos envían un mensaje de paz y esperanza, de dignidad y memoria. Pero también conocerás a otros niños y niñas, mujeres y hombres, que no tienen nombre. No queda nada de ellos. De algunos, solo su fotografía. De otros, ni siquiera eso. Comienza entonces un largo camino que te llevará a querer saber más. Como escribió Primo Levi: 


" Si comprender es imposible, conocer es necesario,
porque lo sucedido puede volver a suceder.
Las conciencias pueden ser seducidas y obnubiladas de nuevo: las nuestras también.
Por ello, meditar sobre lo que pasó es deber de todos"




De tal forma, la visita se convirtió en uno de esos momentos emocionantes que, a veces, muy de vez
en cuando, tienen lugar en nuestras aulas y que se quedan grabados en lo más profundo de nuestro ser. Uno de esos momentos en los que uno agradece de verdad ser Maestro. Fueron horas de atención, de comentarios y reflexiones como pocas veces vive uno dentro del aula con niños y niñas de 10 y 11 años; su motivación y escucha activa durante casi 3 horas, el silencio y el respeto hacia lo que observaban sus ojos inquietos; la originalidad de sus preguntas y sus respuestas, la aceptación de las opiniones de los demás y la reflexión conjunta; la curiosidad por descubrir todos los detalles de cada objeto y cada historia personal que esconde; el esfuerzo, la ilusión y el trabajo antes y después de la visita. Todo ello se convirtió en un momento mágico, memorable, imposible de olvidar. No sé cuántos estudiantes de Primaria han visitado la Exposición pero recomiendo que no se la pierdan. Sabemos que sin emoción no hay aprendizaje. Y Auschwitz Exhibition rezuma emoción en cada una de sus salas. 





Para los que hemos recorrido  el campo de concentración y exterminio de Auschwitz (aunque quizá haya sido Auschwitz el que haya recorrido los rincones más profundos de nuestros corazones y nuestras mentes) y hemos escuchado muchos testimonios de supervivientes (ninguna experiencia educativa en mis 30 años de docencia puede compararse con el impacto que ha tenido escuchar el relato directo de un superviviente del Holocausto), la Exposición no nos sorprende pero nos sigue sobrecogiendo. Desde que supe, allá por 2016, que vendría a Madrid,  lo anoté en mi agenda. No tuve dudas. No podíamos perder esa oportunidad.  Las familias apoyaron de forma unánime la decisión y compartieron la iniciativa. Buena cosa que docentes, padres/madres y alumnos visiten juntos la Exposición. 
                                         (imagen actual de Auschwitz, autor @ventura5b)

He tenido la ocasión y el privilegio de formarme a través de la #RedFormaciónMadrid, que en los últimos años está haciendo un esfuerzo importante para formar a los docentes en este tema y compartir buenas prácticas, y en la Escuela Internacional de Yad Vashem en Jerusalén. Y si ya tenía la obligación como docente, puesto que la enseñanza del "Holocausto como hecho histórico"  es un mandato europeo desde el año 2000 al que España se suma en 2007 y forma parte del currículo tanto de Primaria como Secundaria (4º ESO y 1º Bachillerato) desde 2013, ahora siento que tengo una obligación personal, la obligación de recordar. Desde entonces he asumido como una responsabilidad, como un compromiso personal y profesional, la Educación sobre el Holocausto. Auschwitz Exhibition nos ha convertido en testigos de los testigos y eso serán también nuestros alumnos/as. Nos ha mostrado el  horror para ayudarnos a rechazarlo y  a prevenirnos contra él.


La Enseñanza del Holocausto no es fácil y menos aún en Educación Primaria. Pero es posible y necesaria. Rápidamente surgen las preguntas de qué, cómo y para qué recordar y por qué hacerlo en la escuela. Exige delicadeza y rigor histórico, requiere cercanía y el uso de testimonios auténticos, demanda materiales adecuados a la edad, tanto desde el punto de vista psicológico como emocional.
Como nos recuerda la UNESCO, en su Agenda de Educación 2030: "La educación constituye un elemento indispensable para fomentar un sentimiento de pertenencia a una humanidad común, y para capacitar a los alumnos de modo que lleguen a ser ciudadanos activos en la creación de un mundo más pacífico, tolerante, inclusivo y seguro"


                                 (detalle de la visita a Auschwitz Exhibit)

Hay que reconocer el intenso trabajo y las múltiples gestiones que, durante años, lleva el montaje de una Exposición de este calibre. Como ciudadano, pero también como docente, quiero agradecer a los organizadores, a Luis Ferreiro, Director de Musealia y de la Exposición y a la Fundación Arte Canal por ayudarnos a educar a nuestros niños y niñas para aprender de las lecciones éticas y los dilemas morales que nos brinda un suceso que no debemos olvidar para que nunca más pueda repetirse. La exposición ha sido, sin duda alguna, un éxito en nuestro país y lo será en todos los lugares que visitará durante los próximos 7 años. Además, hemos podido asistir a un completísimo Programa Cultural con excelentes ponencias, testimonios de supervivientes, escritores y expertos de distintos ámbitos. Enseñar y aprender acerca del Holocausto contribuye a ese objetivo común que es el fomento de una Ciudadanía Global, la promoción de los Derechos Humanos y la prevención de prejuicios, discriminación  y  conductas intolerantes, racistas o xenófobas. 


(imagen tomada en Auschwitz Exhibition)